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¿Quién es la familia de Franco Colapinto?
En la siguiente nota, repasá cómo está conformada la familia de Franco Colapinto, el actual piloto de reserva de la escudería Alpine de Fórmula 1.
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Franco Colapinto nació el 27 de mayo de 2003 en Pilar, Buenos Aires, y es hijo de Aníbal y Andrea Trofimczuk y hermano de Martina. Su madre se dedicó un tiempo a vender ropa por redes sociales. Su padre, a su vez, fue quien le traspasó desde muy pequeño su pasión por el mundo motor. Así lo contó incluso Andrea en una entrevista, al contar los primeros pasos de su hijo: “Con la influencia que tuvo de su papá por los fierros el programa era, claramente, ver las carreras e informarse de todo lo que tenía que ver con los autos. Eso con el correr de los años fue incrementándose hasta que él mismo se metió sobre un auto. Primero fue el karting y después todo lo que ya se conoce de Fran”.
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El padre de Franco fue piloto de autos y motos en su juventud; empezó su trayectoria en la Speedway de Bahía Blanca, su tierra natal, y le dio siempre un espacio de su vida a los vehículos, aunque algunas cosas externas le hubieran alterado los planes. Aníbal confesó el año pasado que de pequeño era aún más fanático de las motos y que “vivía en los talleres” y su explicación fue la siguiente: “Si sos bahiense y te gusta el deporte, corrés en Midget o Speedway o jugás al básquet, otra no tenés”.
Cuando Aníbal Colapinto tenía 18 años y luego de algunos años en la Speedway, se le abrió la puerta para viajar a Europa para correr. Pero las responsabilidades fueron más que los sueños: “Tuve la chance de irme a correr afuera, pero tuve que hacer el Servicio Militar y no pude ir. Estuve en el V Cuerpo del Ejército y llegué hasta Río Gallegos y estuve en el hospital de alta complejidad donde llegaron heridos y los que tuvieron que ser amputados. Fue muy duro porque yo tenía 18 años y eran chicos que tenían un año más. Teníamos instrucción de 50 días en un campito. Apuntabas para un lado y disparabas para otro...”.
Una vez que finalizó el Servicio Militar, Aníbal volvió a estudiar y en la Ciudad de Buenos Aires se recibió de abogado. Mientras tanto, siguió corriendo, pero más esporádicamente y con otra competitividad. Su pasión por los autos nunca se detuvo y no por nada apoyó a Franco, desde que este mostró cierta inclinación por los vehículos siendo casi un bebé.
Así lo explicó su mamá Andrea: “Tenía tres años y fue la primera vez que lo subimos a un triciclo que decidimos, con Aníbal, regalárselo para su cumple. Tenía motor eléctrico y nunca se había subido a nada que tuviese motor. El empleado de la juguetería lo sentó y esperó para poder llevarlo y acompañarlo a pasear un poco y que lo probara. Y de golpe Franco lo aceleró, empezó a esquivar entre las góndolas y no lo podía parar nadie. Estaba como loco, como si siempre se hubiese subido a algo así”.
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Aníbal y Andrea lo apoyaron desde los primeros instantes: le compraron su primer cuatri, lo cambiaron de colegio cuando el estudio y el sueño de la Fórmula 1 se hicieron incompatibles y hasta vendieron una casa para que Franco pudiera solventar su vida en Italia con solo 14 años, una vez que decidió emigrar a por su sueño. Andrea, de ascendencia ucraniana, contó cómo fue ejercer el rol de madre a la distancia: “Para mí, del otro lado del teléfono, tener que explicarle cómo se lavaba una ropa interior o cómo se hacían unos fideos era bastante duro, porque me generaba mucha angustia. Sus 14 años fueron muy duros para todos, no solo para mí”.
Fuente: MDZ Online
