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A 50 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN DEL TC

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Un domingo 26 de febrero de 1967 se corría la “Vuelta de San Pedro” para el popular Turismo Carretera. El circuito era lindero a dicha localidad y la gran novedad era la presentación del equipo oficial Ika-Renault. Industrias Kaiser Argentina a comienzos de la década del 60 sentía la necesidad de crear un auto de alta performance. Para ello en 1964 le encargan al diseñador Pininfarina un auto con perfil y diseño deportivo. En 1966 fue presentado con un gran éxito y es por ello que para aumentar aún más su perfil deportivo es que deciden incluirlo en la competición. Ika le confía la preparación de las coupé a un joven que ya integraba las filas de la empresa con residencia en la provincia de Córdoba, ese muchacho era nada más ni nada menos que el gran Oreste Berta. Eduardo José Copello, Torino-Liebre ; Héctor Luis Gradassi y "el nene" Jorge Ternengo, con sendos Torino 380 W, serían los pilotos para correr en el Turismo Carretera. Las crónicas de la época comienzan con frases como "¿será esto un afortunado presagio de lo que se viene?". Ocurre que la presentación del equipo de Santa Isabel, en la edición de la "1ª Vuelta de San Pedro", fue una dosis de "aire fresco", y modernidad que la categoría venía necesitando. Una categoría que ya mesclaba las clásicas coupé con algunos compactos, por caso el revolucionario Chevitú de Froilán González manejado por Jorge Cupeiro y algunos Falcón. La carrera era la nº 415 del historial y se corría sobre un circuito mixto con 34 km de tierra y 22 km de asfalto. El día sábado, se hizo una suerte de clasificación, para determinar el orden de partida al día siguiente. Dicha clasificación fue ganada por el nuevo equipo, bautizado como la "C.G.T.", por la gente, por el apellido de sus tres pilotos: Copello, Gradassi, Ternengo. Esto le daba al “Maestro” Copello, piloto de la Liebre I (tenía una trompa diferente al de sus dos compañeros de equipo), el derecho a partir adelante en el camino, seguido por "Pirín" Gradassi, cuya experiencia en la categoría se resumía a haber logrado en 1966, en la "Vuelta del Pan de Azúcar", un notable 5º lugar, con su Auto Unión de 1000 cm3. El tercero, Jorge Ternengo, era total y absolutamente novato en la especialidad, y en las cuatro ruedas, dado que tenía antecedentes en el motociclismo. Se habló de una multitud a lo largo de los 56 km del semipermanente Sanpedrino, que para la hora de largada, aún, no se hallaba bien ubicada. Los Torino, largaron adelante, y tenían una relación de diferencial muy larga. El acompañante de "Pirín", contaba a los medios gráficos que la caja de cinco velocidades, tenía la 1ª anulada, y la quinta sobre multiplicada. El gran torque del poderoso motor Tornado preparado por el "Mago", sacaba adelante los autos sin problemas. En las tres marchas inferiores, alcanzaban las 5400 RPM, en tanto en sobremarcha, llegaban a 5000 RPM. De entrada, los tres productos cordobeses, se escaparon en punta. En aquella primera vuelta, Copello, abandonaba con poblemas de distribuidor. La carrera, estaba ahora planteada entre Bonano que corría con un Chevrolet con motor F100, Eduardo “Tuqui” Casá, Gradassi y Ternengo. Así la punta en manos de los Torinos nº 2 y 3, asediados por Casá. En la tercera vuelta, el de Rafaela Ternengo, sufre un vuelco. Por su parte Gradassi tenía problemas con el caño de escape y más adelante por un cable de bujía quedaba el motor Tornado en 5 cilindros. Todo esto no hizo que aumentar la emoción al final de la carrera.El “Tractor” de Casá, se le vino encima pero una cubierta pinchada lo retrasó. Llega el final, y como alguna vez contara "Pirín", "llegué manejando a los bandazos", pero llegó, y se produce un hito muy especial en la historia del TC y del automovilismo deportivo argentino. Un nuevo auto, que vino a revolucionar a una categoría, con un piloto casi debutante, y ahora ganador, que jamás había manejado un 6 cilindros de semejante potencia. Una nueva marca, sin tradición en el automovilismo argentino, vino a romper por completo, la hegemonía "Ford-Chevrolet". La seguidilla de triunfos consecutivos de espectacular Torino derivó en la obtención del campeonato por parte de Eduardo Copello y el subcampeonato de Gradassi. La revolución fue tan grande que esta temporada extraordinaria impulso aquel proyecto fantástico de Juan Manuel Fangio y Oreste Berta, la Misión Argentina a Nürburgring en 1969. Fue tanta la superioridad de aquel producto, que desde los comienzos del 70 con los campeonatos de Luis Di Palma, se encargaron las distintas comisiones técnicas de ponerle freno que nunca más pudo pelear un campeonato. Luis Di Palma lo había hecho ganar por última vez en las “500 millas mercedinas” de 1975 y casi 30 años después pudo volver al triunfo de la mano de su hijo Patricio. 50 años de la aparición de uno de los autos más lindos y emblemáticos de la industria automotriz y del TC. Torino y como decía Don Isidro González Longhi en aquella épica trasmisión desde el “Infierno Verde” Torino…un producto bien Argentino.

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