Fórmula 1
Alonso, "humillado" por los problemas de Honda
En una temporada para el olvido en la Fórmula 1, Fernando Alonso se sintió "humillado", según lo que contó el director deportivo de McLaren.
Fernando Alonso tuvo un año que será difícil de sacarse de la cabeza, debido a todos los traspies que sufrió con el McLaren-Honda, como así también por su participación en las 500 Millas de Indianápolis. Según Eric Boullier, director deportivo de la escudería, el español se sintió humillado por el flojo rendimiento de los autos.
Después de una primera temporada repleta de problemas con Honda en 2015, McLaren avanzó de noveno a sexto en el campeonato de constructores del año siguiente y esperaba en plena evolución, aunque fue un golpe duro para Alonso y el equipo.
La confiabilidad de los motores de Honda fueron nulas y sufrieron muchos abandonos a lo largo del año. "Como competidor, se prepara mentalmente durante el invierno", explicó en Motorsport.com. "Se hace una idea en su cabeza de cómo debería ir la temporada y eso le motiva más porque se fija sus propios objetivos. Aparecer en Barcelona, y encontrarse una situación inesperada en cuanto a rendimiento del motor, fue una mezcla de tristeza, humillación y frustración. No fue positivo", agregó.
Para colmo de su mal funcionamiento en el McLaren, en una de las carreras que tuvo un buen desempeño en la clasificación, aunque en la primera curva tuvo que abandonar por un choque múltiple que involucró a Max Verstappen y las Ferrari de Vettel y Raikkonen. Allí, el español admitió que rompió una pared.
"Algunas veces tiene que demostrar su frustración, pero sigue comportándose como en el pasado cuando ganaba carreras", dijo Boullier sobre el incidente de Singapur. "Está tenso después de una carrera. Eso fue lo que pasó (en Singapur). Tiene esa rabia por dentro de saber que puede hacerlo mejor. Sabe que puede ser el mejor y necesita demostrarlo. Creo que si gana, también golpeará una pared", añadió.
Sin embargo, Boullier confía en los impulsores de Renault para la próxima temporada. "Siempre le comparo con un tiburón. Cuando huele la sangre, va directo a por ella", indicó. "Por eso, si siente que puede estar en el podio o ser lo suficientemente competitivo como para estar allí, no cede ni una pulgada a nadie. De esta manera la presión recae sobre el equipo, pero es una presión positiva", concluyó.
