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En Chile ya circulan los autobuses eléctricos
Por las principales autopistas de Santiago de chile ya están andando los buses eléctricos que llegaron a la capital trasandina para renovar la criticada red de transporte público local y ayudando a reducir los niveles de emisión de gases y contaminación acústica.
En enero se sumarón otros 100 buses para totalizar una flota de 490 vehículos ecológicos que serán el primer paso para la evolución del sistema de transporte masivo de Santiago, que alcanzará a 3.500 buses eléctricos, parte de una nueva licitación.
Los primeros vehículos, fabricados en China y pintados de un intenso color rojo, iniciaron su circulación en 12 comunas de Santiago en diciembre pasado, en el arranque de una renovación del transporte público de la capital chilena llamada Tercer Milenio, con la que se pretende reemplazar al sistema actualmente operativo Transantiago, muy criticado por el mal estado de sus máquinas y atrasos en sus horarios.
Los autobuses eléctricos reducirán también la contaminación acústica, ya que su recorrido casi no produce ruido. Al ser eléctricos, tampoco emiten CO2 ni otros gases de efecto invernadero, a diferencia de los motores a combustión interna de los actuales buses.
Los nuevos buses tienen una autonomía de 250 km y disminuyen en un 76% el costo operacional en comparación con los actuales. Adicionalmente, se implementarán nuevas paradas con modernas zonas de pago que ayudarán a evitar la evasión, que hoy alcanza al 25,5% del total de usuarios.
Según el fabricante de vehículos BYD, poner a andar cada autobús es equivalente a sacar 33 vehículos que emiten carbono en una carretera; mientras que la operación y el mantenimiento cuestan un 70% menos que los autobuses de diesel, de acuerdo con el Ministerio de Transporte del país.
Los nuevos vehículos tienen 12 metros de largo, una capacidad para 81 pasajeros -30 sentados, 51 de pie- y una vida útil de 10 años. Cuentan con conexión Wi-Fi, cargadores USB y aire acondicionado.
En ese sentido apuesta una amplia estrategia para combatir la contaminación en su capital, Santiago, con un amplio despliegue de ‘scooters’ eléctricos, automóviles, taxis y camiones para uso en la industria minera.
Esta iniciativa ha puesto a Chile a la vanguardia de la movilidad sostenible en la región, quizás al nivel de los países más desarrollados del mundo. Los entusiastas de la nueva tecnología prefieren centrarse en las ventajas de la automoción limpia, como la reducción del ruido y la contaminación del aire, así como los menores costos de combustible.
Un reporte de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) señaló que si todos los autobuses y taxis que emiten carbono en 22 ciudades latinoamericanas fueran reemplazados por vehículos eléctricos, la región podría ahorrar US$64.000 millones en combustible, emitir 300 millones menos de toneladas de CO2 y salvar las vidas de más de 36.000 personas que mueren prematuramente.