Opinión
En Spa le hicieron caso a las premoniciones
Se discute y polemiza por la tardanza en las decisiones y la actuación teatral de las tres vueltas de la Fórmula 1 en Bélgica. Pero el fondo de la cuestión fueron la seguridad y el miedo. Mejor dicho, el temor fundado y creciente de estar frente a un domingo marcado por algún accidente feo o tristemente trágico, como ha sucedido ya en alguna ocasión.
No hacerle caso a las alertas y señales hubiera sido fatal.
Spa Francorchamps casi siempre tiene lluvia en su fecha de Mundial, y a se sabe que las condiciones no son las mejores con la espesa niebla boscosa en algunos sectores del largo y veloz trazado. Esto no es ningún descubrimiento, y debió haberse contemplado con más inteligencia y sentido común lo que decían los pronósticos y tener una definición que no termine por martirizar al público.
Fue muy triste para la categoría hacer lo que hizo y por consecuencia llegar al destrato con los espectadores. La decisión adoptada por organizadores y FIA fue para que todos terminen enojados, incluso los pilotos que estallaron por ser partícipes involuntarios de la obra teatral final.
Así todo hay que resaltar algo importante que pocas veces se tiene en cuenta en este tipo de jornadas caóticas. Se trata de la seguridad y más que nada de los presagios, las alarmas encendidas. Las señales estaban llegando y si no estaban las condiciones ideales, todo podía convertirse en noche profunda por una tragedia. Spa y su dibujo con curvas veloces, poca visibilidad, mojado, con niebla, eran el escenario ideal para que haya lamentos. Sobran antecedentes.
Es cierto que lo del domingo fue un bochorno, no hay dudas. Pero dejo la ventana abierta al descargo de quienes tomaron las decisiones tarde y a destiempo. La cuestión ha sido evitar males mayores, porque los presagios eran negativos...
El accidente de la W Series y el fuerte golpe de Lando Norris en la clasificación cuando destruyó su Mclaren en medio de la lluvia y poca visibilidad fueron premoniciones, que en otros momentos y en otras carreras no se atendieron. Es probable que alguien lo haya alertado, pero como ésta es una opinión personal, no tengo la certezas de ello.
La experiencia indica que siempre que se atienden los llamados y las señales, es más probable que se eviten cosas peores. Mucho de eso pasó en Bélgica. La lluvia que no cesaba, la niebla, la pista mojada y los dos fiertes accidentes previos inomvilizaron por miedo. Y al final ganó el miedo. No hubo carrera, no hubo accidentes, y no hay nada que lamentar.
"Ir a 300 Km/h y no ver, si alguien hace un trompo a 300 km/h nos lo comemos todos. Entonces, para qué arriesgar, ¿Para qué? Puede haber alguna desgracia, cuando la podemos evitar", fue lo primero que dijo Carlos Sainz tras mojarse tres horas esperando correr con su Ferrari.
"Toda la gente que desde casa critica el que no salgamos en estas condiciones, cuando igual hace veinte años se salía, para mí son tonterías, creo que es muy justo que hoy no se haya corrido, porque básicamente, yo no veía nada", agregó. Tiene razón.
¿Y la FIA que dijo? el director de carrera, Michael Masi, aseguró que hizo todo lo posible pero que "no había posibilidad de posponer la carrera hasta mañana", aseguró, ante la necesidad de transportar toda la logística por tierra. "Obviamente, desde la perspectiva de la FIA, y junto con la F1, la seguridad es primordial para los pilotos, los equipos y todos los espectadores".
¿Y para qué ese poco serio final de dos vueltas?"Tenemos nuestros asesores meteorológicos que nos dijeron que había una ventana final que podía funcionar, por eso y de acuerdo con los equipos sacamos a todos por si acaso funcionaba, pero volvió el mal tiempo y nos superó", cerró.
Lo concreto es que si hay que suspender por seguridad, se suspende y listo. No tuvo ningún sentido estar cuatro horas para dar dos vueltas con el auto de seguridad y subir a tres pilotos al podio sin ni siquiera haber competido de verdad
Pero el miedo inmovilizó y las señales alertaron. Por eso Spa 2021 ya está, por derecho propio, junto a Indianápolis 2005, entre los mayores fiascos de la historia reciente de la Fórmula 1. En Estados Unidos los equipos Michelin se retiraron en masa por seguridad, pero los Bridgestone siguieron y Ferrari sumó una victoria insólita a su historial.
Fernando Alonso, vivió de manera particular el papelón con al Gran Premio: "Estoy en shock, me he quedado once, fuera de los puntos, y no me han dejado siquiera intentarlo. Era lógico no correr".
LAS SEÑALES
En el final de la clasificación para el Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1 en Spa-Francorchamps, empezando la Q3, la lluvia se intensificó y las condiciones de pista estaban muy difíciles. Lando Norris fue el primero en abrir vuelta rápida y al llegar a la curva de Eau Rouge-Raidillon, el británico perdió el control de su McLaren y golpeó duramente contra las barreras y terminó haciendo varios trompos. Por suerte, Norris pudo bajarse por sus propios medios y regresó a la zona de boxes donde se someterá a controles médico.
Otro dramático momento se vivió el viernes durante la tanda clasificatoria de la W Series, categoría femenina de fórmula que fue creada hace dos años. En los primeros minutos de la prueba, siete autos se vieron involucrados en un escalofriante accidente que terminó con dos pilotos hospitalizados por los golpes sufridos en el hecho.
El incidente se produjo en el inicio de la clasificación y según se puede ver en las imágenes que captaron varios aficionados que se encontraban en el autódromo, la primera en despistarse tras la peligrosa curva de Eau Rouge fue Sarah Moore, que perdió el control de su monoplaza y se estrelló directo contra la contención de gomas. Acto seguido, se produjo un choque en cadena que involucró a otros seis autos y en el que la peor parte se la llevó la piloto neerlandesa Beitske Visser. Su auto voló por el aire tras golpear contra la protección y, una vez que cayó de nuevo a la pista, sufrió el impacto de Fabienne Wohlwend. La corredora de Liechtenstein intentó pasar por el costado del accidente, pero le pegó de llenó al monoplaza de la piloto de los Países Bajos, que dio varias vueltas y quedó boca abajo
EL ANTECEDENTE DE HUBERT
Anthoine Hubert falleció hace dos años tras un terrible accidente en la carrera de F2 que se estaba celebrando justamente en el circuito de Spa. No pudo superar las heridas del golpe sufrido en la pista por el auto del ecuatoriano Juan Manuel Correa, que también terminó en el hospital. Tras múltiples operaciones pudo recuperar el movimiento en sus piernas meses después del accidente que lo marcó para siempre.
Hubert encontró la muerte en la salida de Eau Rouge. Tras un giro a gran velocidad, tomado por los F1 a 320 kilómetros por hora, la pista se empina de forma casi grotesca por los bosques de Spa. Justo en su descenso, con la carrera lanzada en sólo su segunda vuelta, Hubert se topó en la curva de Raidillon con un coche frenado, el del italiano Giuliano Alesi. Al intentar sortearlo, el francés se marchó contra las protecciones, golpeándose con ellas y perdiendo el control de su monoplaza.
El remate fatal al accidente llegaría en ese momento, al volver a la pista el vehículo de Hubert. Entonces, Correa no pudo evitar embestir brutalmente a su rival a una velocidad cercana a los 270 kilómetros por hora. Los dos auto saltaron por los aires, recibiendo el del joven francés la peor parte. A pesar de las cada vez más avanzadas medidas de seguridad en las carreras, el impacto fue muy violento, quedando mal herido el piloto de la escudería Arden. Su fallecimiento fue inevitable.
LAS SEÑALES NO ATENDIDAS
La muerte volvió ese día a las carreras de monoplazas, donde apenas se han contabilizado desgracias así en los últimos años. De hecho fue la primera en la F2 (GP2). Y en la F1, desde la de Ayrton Senna en 1994 no se produce ninguna. Jules Bianchi, la última víctima de la categoría, quedó en coma y murió meses después de estrellar su auto contra una grúa en el GP de Japón 2014. En la antigua Fórmula 2, también perdió la vida Henry Surtees en una carrera en 2009.
El fin de semana más trágico de la historia de la F1 fue marcado por las muertes de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, y tuvo su capítulo inaugural el 29 de abril de 1994, en el circuito de Imola, en Italia.
En Imola las señales eran inequívocas. Las premoniciones se cumplieron y por no atender los llamados de atención, hubo que lamentar muertes.
El viernes, en la primera práctica libre del GP de San Marino contó con el primer gran accidente del evento: Rubens Barrichello se despistó en la Variante Bassa a 225 km/h con el Jordan-Hart y se estrelló violentamente.
También ocurrió el trágico accidente de Roland Ratzenberger. El austriaco perdió la vida el sábado 30 de abril de 1994 durante la calificación para el Gran Premio. Estaba buscando un buen tiempo cuando sufrió una leve salida de pista con su Simtek en la chicana llamada 'Acqua Minerale'. Esto afectó a su alerón delantero, un 'flap' delantero se desprendió y esto hizo que en la siguiente curva, conocida como Villeneuve, no pudiera girar su monoplaza. Por este motivo impactó frontalmente a unos 320 km/h. El piloto perdió la vida casi al instante.
Sin ir más lejos, en poco tiempo llegaremos del décimo aniversario de la tragedia del TC en Balcarce con la muerte de Guido Falaschi. Aquel fin de semana se hizo casi todo mal. Hubo señales, como el impresionante despiste del Chevrolet volador de Agustín Canapino en la primera curva, ocurrido el viernes. Con las cosas a medio hacer y con alertas que anunciaban que podría pasar algo grave, el TC corrió igual y ya sabemos como siguió la historia.
En una actividad de riesgo extremo, la seguridad debe ser primordial. El sentido común debería prevalecer con la suficuente frialdad como para darle lugar a las premoniciones. Ese sexto sentido, pocas veces se equivoca...