Fórmula 1
F1: Ayrton Senna y su última noche
A 30 años de su desaparición física recordamos una historia muy especial de la última noche de Ayrton Senna en Imola.
- Ayrton Senna y su última noche
Se cumplen 30 años de la muerte de uno de los mejores representantes del deporte motor de todos los tiempos.
Ayrton Senna caía para siempre en Imola pero su legado está cada día más latente.
Muchas historias y anécdotas se han publicado sobre el astro brasileño y la que vamos a contar es una de las más curiosas.
Esta historia ocurrió el sábado, 30 de abril de 1994, en el Hotel Castello, Imola, Italia.
La suite #200 era la de Ayrton y allí transcurría su última noche.
Faltaban pocas horas para el "Gran Premio de San Marino" y en el aire se respiraba un clima enrarecido.
Esa tarde, había fallecido trágicamente Roland Ratzenberger y el día anterior, el brasileño Rubens Barrichello, protegido de Senna, se había salvado de milagro tras el espectacular accidente, durante los entrenamientos en el circuito "Enzo y Dino Ferrari", con el Jordan Peugeot.
Esa noche un Senna apesadumbrado llegó a eso de las 22 hs., al hotel Castello, cuando una extraña pareja de recién casados lo intercepta y le piden una foto.
Davide Tinarelli estaba celebrando su boda en el restaurante del hotel y le pidió al brasileño si podía posar junto él y su flamante esposa para una foto, además de manifestarle su profunda admiración.
Ayrton aceptó amablemente y les deseó a los flamantes esposos felicidades para luego retirarse hacia el ascensor.
Antes de llegar al lugar de descanso Senna y su fisioterapeuta Josef Leberer cenaron en la Trattoría Romagnola. Según su acompñante el astro brasileño cenó espaguetis al torchio, ensalada mixta, ensalada de frutas y bebió agua natural tal cual era su costumbre.
Pero curiosamente por primera vez en su trayectoria no había querido hacerse un masaje como era habitual.
Esa última noche seguramente fue, una noche de reflexión, no solo por lo previo sino porque su hermano Leonardo acababa de hacerle escuchar una grabación comprometedora de Adriane, su novia, la única persona en la que el tricampeón mundial sentía tranquilidad.
Lo que pasó el día siguiente es historia conocida. Muchos creen que Ayrton no estaba anímicamente en condiciones de afrontar al ciento por ciento la carrera con un Williams que le había dado mucho trabajo.
Solo Dios, el destino, o vaya a saber qué, nos dejaron sin uno de los mejores pilotos de todos los tiempos.