Opinión
La receta justa
La segunda experiencia de la Vuelta Joker en el Súper TC2000 en Mendoza fue mucho más entretenida que en su primera edición. Hubo cambios durante casi todas las vueltas y la incertidumbre por el resultado se mantuvo hasta el final. De eso se trata un deporte que cautive, mantener la incógnita del desenlace hasta casi el final. Pero si bien el atajo del circuito mendocino fue idéntico a la carrera de 2015, hubo notorias diferencias que hicieron de esta edición una espectáculo más interesante. En primer lugar, los pilotos ya sabían de qué se trataba y por ende los equipos prepararon el terreno con conclusiones de la primera vez. A favor y en contra, las variables se pudieron medir por experiencia directa. Se incluye en este punto las marcaciones, y la reglamentación clara que ayudaron a evitar trastornos como la sanción a Norberto Fontana del año pasado.
En un segundo plano hay que mencionar que en esta instancia las situaciones de los pilotos en la pelea por el campeonato variaron considerablemente de lo que fue 2015. Esa final fue decisiva porque se trataba de la fecha 10º y a dos carreras del final fue crucial para las aspiraciones de Agustín Canapino, por ejemplo, o para consolidar el ascenso de los Renault de Leonel Pernia y Emiliano Sapatro en la pelea directa por el título. Esta vez la situacion fue bien diferente. Esa carga de nervios y de dramatismo por un campeonato jugó fuerte, pero ayer no por razones obvias de calendario no estuvo.
Hay un punto que es determinante para enteder la dosis de entretenimiento que tuvo esta Vuelta Joker. Tiene que ver directamente con el estado de la pista y del tiempo. En el primer caso, el piso jugó un papel decisivo en las series y en varios despistes de la final. Ese piso con dificultades por el mal tiempo, la humedad, la llovizna y la suciedad fue determinante en despistes. Y esas situaciones generaron los ingresos del Auto de Seguridad. Precisamente éstas neutralizaciones fueron las que le dieron singularidad a la carrera. Los ingresos hicieron descarrilar muchas estrategias e hicieron crecer a otras. "Tenemos que enfrentar una situación azarosa" resumió Darío Raonda, director del Toyota Team Argentina en medio de los sobresaltos que tenía la carrera con los ingresos del AS. Los pilotos entraron en una ruleta.
Si se mide el grado de expectativas y de incertidumbre por el final, en esta edición la Vuelta Joker se consolidó y encajó casi a la perfección en el formato de la categoría. Claro, tuvo más sabor y un mejor gusto que en 2015. El mal tiempo, sus consecuencias en el asfalto y banquinas, los despistes, y el AS en una dosis casi exacta completaron la receta. Porque todo tiene que ver con todo. La Vuelta Joker sin estos ingredientes probablemente hubiera languidecido y la receta con menos condimentos nos hubiera regalado sopa aguada y sin sal...