Fórmula 1
Los 65 de Piquet
Nelson Piquet, tricampeón del mundo de Fórmula 1, está cumpliendo 65 años.
Su ambición desmedida en búsqueda del éxito le dio fama de ser un piloto intolerante. A fines de los 80 lo vivió en carne propia el británico Nigel Mansell, campeón del mundo como Piquet y protagonista de grandes duelos con el brasileño, cuando ambos corrían para Williams. Según cuenta la leyenda, el piloto natural de Río de Janeiro le llegó a esconder el papel higiénico a Mansell en el baño de la escudería. "No quiero ser amigo de nadie", explicaba entonces. "Yo quiero ganar". Esa ambición lo ayudó a lograr tres títulos mundiales (1981, 1983 y 1987) y 23 Grandes Premios.
El piloto brasileño no dejó un grato recuerdo tampoco en la afición argentina, tras aquella temporada 1981, donde le birló a Carlos Reutemann primero el triunfo en Buenos Aires (con un Brabham fuera de reglamento) y luego el título por un punto en Las Vegas, gracias al pobre andar del Williams de Lole.
"La sensación de ganar es inimaginable", contaba Piquet sobre su motivación. "A veces me oriné en los pantalones en la grilla de partida".
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En la pista, Piquet no sólo protagonizó disputas célebres con Mansell, sino incluso una pelea en el Gran Premio de Hockenheim de 1982 con el chileno Eliseo Salazar, al que el brasileño atacó a puñetazos después de una colisión, o una legendaria maniobra con la que superó al mismísimo Ayrton Senna en Hungría en 1986, considerada por algunos como el mejor adelantamiento de la historia.
Hasta hoy, Senna es adorado casi sin matices en Brasil, mientras que las opiniones sobre Piquet suelen estar más divididas, por su carácter explosivo y polémico.
Nacido como Nelson Souto Maior e hijo del entonces ministro de Salud Estácio Gonçalves Souto Maior, el piloto brasileño adoptó para competir el apellido de soltera de su madre. Nelson Piquet mostraba desde pequeño también talento en el tenis, pero al final se impuso su fascinación por los motores, alimentada entonces por la estrella de su compatriota Emerson Fittipaldi en la Fórmula 1.
Piquet debutó en la categoría reina del automovilismo en 1978 y ya tenía planes de retirarse cinco años después, en 1983, después de ganar su segundo campeonato. Cansado de los viajes, según decía. Su amigo Niki Lauda, el mítico piloto austriaco de Ferrari y McLaren, lo convenció entonces de comprarse un jet privado para poder viajar con mayor comodidad por el mundo.
Después de sufrir un grave accidente en 1987 en el circuito de Imola -el mismo en el que se mataría Senna en 1994-, Piquet corrió todavía hasta 1991, sobre todo por dinero, según aseguraba.
Imola y otro serio accidente sufrido en 1992 cuando entrenaba para las 500 Millas de Indianápolis, que le produjeron múltiples fracturas en sus piernas, dejaron la marca. "Después de ese accidente, mi visión nunca volvió a ser la misma, perdí en parte la noción de profundidad (visual)", explicó más adelante sobre las secuelas de lo ocurrido en 1987.
Además de administrar autódromos y otros negocios relacionados con el automovilismo, Piquet cuenta actualmente con una empresa de sistemas electrónicos de localización.
Ya sin grandes estrellas y con el país sumido en una aguda crisis económica, el automovilismo pierde cada vez más televidentes en Brasil, parada fija de la Fórmula 1 desde 1973. De la gran era brasileña en la Fórmula 1 quedan por ahora los recuerdos, entre ellos la mordacidad de Piquet. Consultado alguna vez sobre quién creía que era el mejor piloto, si Senna o él, el brasileño se limitó a responder: "Yo sigo vivo".
El recuerdo de su primer título en la F1: