Opinión
Un hecho grave que no debe repetirse
Lo sucedido el viernes en Rafaela, más precisamente en el motor de José Manuel Urcera, es sumamente grave y debe ser investigado a fondo. La Comisión Asesora y Fiscalizadora (CAF) y la ACTC deberán ir hasta las últimas consecuencias. El tema no puede quedar en una sospecha. Intencionadamente, o no, alguien se equivocó.
Cuesta creer que una persona realice un sabotaje de esa magnitud, pero la realidad es que la tuerca en la admisión apareció y el motor del Chevrolet se rompió. Y de eso está convencido José Manuel Urcera. Está claro que la investigación no deberá realizarla solamente la ACTC, la deberá hacer también, y con profundidad, el equipo JP Carrera. Si hay un culpable tendrá que hacerse cargo porque como los de adentro creen que fue alguien de afuera, los de afuera creen que fue alguien de adentro.
Todo lo que ocurrió fue anotado en el informe que los Comisarios Deportivos entregan cada martes después de cada competencia de Turismo Carretera. Obviamente que lo ocurrido no gustó para nada y generó, además de puntos de vistas diferentes, mucho malestar. “Es un caso generó mucho revuelo”, sentenció una fuente confiable sobre lo que pasó en la previa de la undécima final del año.
Un caso difícil de resolver
Por más que la Asociación Corredores Turismo Carretera, la CAF y el equipo JP Carrera pongan toda su voluntad, todas sus ganas y todo lo que esté a su alcance, lo que pasó el viernes es muy difícil que tenga un final deseado. Encontrar al culpable. Será imposible y lamentablemente quedará como una triste anécdota. A partir de ahora y con un antecedente de esta magnitud lo único que queda es tomar recaudos. Habrá que reforzar la seguridad en la zona de boxes y los equipos deberán estar más atentos. Más allá que algunos hablan de sabotaje y otros de posibles errores, lo que pasó no es bueno para un automovilismo tan profesional.