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Bugatti rompe su historia con el Tourbillon: cuatro motores, uno en V, tres eléctricos y 1.800 caballos de potencia
Más de dos siglos después, el homenaje llegó en forma de superdeportivo, con un precio de más de 4.5 millones de euros y en serie limitada de 250 unidades. Lleva el sello de la mítica Bugatti y se llama Tourbillon.
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Es una obra de arte y de relojería sofisticada. Se fabricarán sólo 250 unidades, que costarán más de 4.5 millones de euros. A la venta en 2026.
Más de dos siglos después, el homenaje llegó en forma de superdeportivo, con un precio de más de 4.5 millones de euros y en serie limitada de 250 unidades. Lleva el sello de la mítica Bugatti y se llama Tourbillon.
Patentado en 1801, el tourbillon de un reloj es el mecanismo que permite alcanzar la mejor precisión y exactitud en los modelos mecánicos. Se trata de un compartimento, del tamaño de una pequeña moneda, donde conviven la espiral, la rueda de escape, el áncora y el volante.
También quiere decir torbellino, en francés, claro. Y hoy, en 2024, aunque a modo de adelanto, ya que saldrá a la venta en 2026, la firma de Molsheim trae al mundo su última joya. El heredero del Chirón, además. Un tributo a la tecnología y precisión de la relojería suiza.
Tourbillon mide 4,67 metros de largo, 2,16 de ancho y 1,28 de alto. Su distancia entre ejes es de 2,74 metros y pesa 1.995 kilos.
El Bugatti Tourbillon tiene cuatro motores. Sí, todo para dar 1.800 CV de potencia. La otra gran novedad en este ítem es que la marca deja de lado su clásico propulsor en disposición W, para darle lugar a un Cosworth de 16 cilindros en V, de 8.3 litros de cilindrada, sin turboalimentación, que entrega 1.000 CV y alcanza las 9.000 rpm.
Lo demás está en manos de tres motores eléctricos fabricados por Rimac. La potencia conjunta de todos los bloques es de 1.800 CV. Completa el esquema una batería de iones de litio con 24,8 kWh de capacidad: esto se traduce en una autonomía de 60 kilómetros.
Transmisión automática de doble embrague y ocho velocidades y, además, el Bugatti Tourbillon cuenta con un sistema de tracción total, diferencial de deslizamiento limitado y frenos carbocerámicos.
Su interior es una veneración al mundo de la relojería. Las pantallas están en segundo plano dentro del Tourbillon. En la consola central han ubicado varios diales, interruptores de aluminio, una palanca de cristal para poner en marcha el Bugatti Tourbillon. Es casi completamente analógico, solo unos pequeños display para el velocímetro y el indicador de marchas. El centro del volante es fijo y sólo gira el aro.
“El desarrollo del Bugatti Tourbillon se ha guiado en cada paso por los 115 años de historia de Bugatti y las palabras del propio Ettore Bugatti. Sus mantras ‘si es comparable ya no es un Bugatti’ y ‘nada es demasiado bello‘ fueron un camino guía para mí personalmente, así como para los equipos de diseño e ingeniería que buscaban crear la próxima y emocionante era en la historia de nuestra marca”, destacó Mate Rimac, CEO de la firma de Molsheim.
Gastón Leturia
