Turismo Carretera
Con tres cheques pagó el auto y llevó a Traverso de acompañante
Eduardo Antonio Marcos, identificado como el piloto de La Dulce, fue uno de los protagonistas que supo hacerse un espacio en el mundo del Turismo Carretera. Con su voz gruesa saludaba a todos aquellos que se acercaban para ver su auto y era uno de los últimos en irse de una carrera. Su carisma con la gente lo hacía acomodarse en la cola de su Ford para firmar todos los autógrafos que le pedían. Su historia en el TC comienza con la prueba de un Ford donde Juan María Traverso fue su acompañante. Debutó en 1982 en el autódromo de 9 de Julio y cinco años después ganó su única carrera en Balcarce. En un momento dejó el TC y cuando quiso volver no lo dejaron. En la actualidad sigue viviendo en el campo. En dialogo con Carburando habló de los siguientes temas:
Su llegada al TC
“Yo corría en el Mar y Sierras y mi preparador era Rosendo Pedro. Un día comiendo un asado le tiro la idea de hacer un TC pero me contesta que era una locura. Todo quedó ahí. En una de mis vistas a su taller, cuando llegó, me dice ya tenía el auto para comprar y que ya había hablado con José Miguel Herceg que tenía un Ford para que veamos. Eso sí que es imposible, le comente, porque era el auto que habían manejado Esteban Fernandino y el Flaco Traverso. Al final fuimos a Buenos Aires y hablamos con la gente de la Comisión de Concesionarios Ford, que eran propietarios del auto, y terminamos haciendo negocio. Me acuerdo que lo pagamos en cuota con tres cheques porque valía bastante. Al margen del negocio nos pusieron otras condiciones y nos dijeron que el auto se probaba antes y que lo entregaba “EL Polaco”. Cuando lo armaron nos llamaron y nos encontramos en el autódromo de Buenos Aires. Llegamos ahí y estaba Juan María. No lo podíamos creer con Rosendo. Se nos ponía la piel de gallinas. Las primeras vueltas las dio el Flaco en el circuito 12 y en el 9. Cuando llegó mi turno salí y al final de la calle me paran porque mi acompañante no tenía el buzo. Le piden que se baje y me lo suben a Traverso que no quería. Giramos y el Flaco me hacía muchas señas. Yo me inquietaba y dije en la próxima entro y lo bajo. Cuando estoy por entrar me hace seña que siguiera y luego paré. Fue increíble para mí. Después de mucho tiempo me lo encontré a Juan María y yo pensé que no iba a conocer. Me conoció y recordamos esa situación. Ya con el auto en nuestro poder hicimos la prueba de suficiencia, nos metimos en el TC, y debuté en 9 de Julio”.
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Despedida sin despedida
“Yo no me despedí del automovilismo y eso quedó dando vuelta en mi cabeza. En Paraná fue mi última carrera en el TC, donde salí quinto, pero esa no era la idea. Yo paré porque quería darles una mano a mis hijas para que terminaran de estudiar y estén preparadas para enfrentar esta vida. Cuando me baje me quedé con la licencia porque mi idea era volver a las pistas”.
Pasaron cuatro años
“Luego de ese tiempo decido volver al TC y hablé con Oscar Aventín para comentarle mis intenciones de regresar a la categoría y para preguntarle si podía seguir haciéndolo con Ford. Me dice que sí, que le diera para adelante, y hablo con Walter Alifraco para que comience con los trabajos. Cuatro meses después llamó para renovar la licencia y me dicen que tengo que enviar una nota para elevar a la comisión directiva. Paso el tiempo, me daban vueltas, y lo llamo a Oscar. Cuando me atendió me dijo que no podía hacerlo porque si me autorizaban a mi tenían que hacerlo con otros y eso los complicaba. Fue ahí donde lo mande a la mierda porque me había faltado a la palabra. Por eso no pude volver y me quedé el sabor amargo”.
El reencuentro con el Puma
“Con Aventín nos encontramos hace un tiempo en los festejos de los 80 Años del Auto Club Tandil. Yo estaba ahí, entre ellos Juan María Traverso, y el Puma comienza a saludar. Llega a mí y me da la mano. En ese momento me dice yo sé que vos estás enojado. Sí, le dije. Lástima que tuvimos que llegar a viejos para darnos cuenta de las decisiones boludas que se tomaron y no le acepté las disculpas. Yo siempre fui de frente y no molestaba a nadie. Sentí que me fallaron”.
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Eduardo y la prolijidad
“Nunca hice locuras por correr. Siempre fui prolijo y me estiraba hasta donde yo sabía que podía ir. Me acuerdo que cuando compre el Mar y Sierras lo tuve escondido en el campo de mi suegro para que mi viejo no se entere. Cuando le contaron me agarro y me dijo tengo que hablar con vos. Me preguntó si era cierto que me había comprado un auto de carreras. Me río y no podía mentirle. En ese momento me dijo que me iba a fundir como muchos que lo hicieron con los autos. En esa oportunidad yo sembraba un pedazo de campo y lo destinaba al auto. Le manifesté que se quedara tranquilo que cuando esa plata se terminaba yo no haría locuras. Así fue”.
La forma de juntar el presupuesto
“Todo era muy distinto a lo que se vive hoy. Cuando yo estaba en el TC hacíamos cenas para 800 personas, rifas, y todo lo que estaba en nuestro alcance. En dos oportunidades hicimos rifas donde sorteamos dos Fiat 128 0 Km. Eso nos sirvió para hacer el auto casi a nuevo”-
El TC para Marcos
“El TC me marcó y me dejó un grato recuerdo de la gente que hasta hoy, cuando me ven, me siguen saludando
El único triunfo
“Fue tremendo ese domingo. Había mucha incertidumbre porque estaba feo el tiempo y había dudas sobre que neumáticos poner. Yo coloqué la Faneco porque creía que podía dejar de lloviznar. Fue así y aproveché que la pista se fue secando para llegar a Jhonny De Benedictis. Lo agarré y le saqué la punta de la carrera”.