Fue campeón de karting con 38 años y se retiró: la emocionante historia de Ignacio Vivían

Ignacio Vivian pudo coronar su trayectoria en el mundo del Karting alzando el trofeo del Campeonato Argentino el pasado primero de diciembre. De esta manera, le puso fin a una historia que comenzó un 27 de agosto de 1995 y logró sendos triunfos en una categoría que lo emergió como uno de sus referentes. 

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A lo largo de su trayectoria nunca quiso desvincularse del karting, donde obtuvo grandes resultados: logró en cuatro oportunidades el Campeonato Argentino  y este fin de semana, tras confirmar su retiro, obtuvo el primero en la categoría “Seniors”, en la que compitió con pilotos más jovenes. Con 38 años, decidió ponerle punto final a su travesía en karting y expresó sus sensaciones a Carburando. 

Tras retirarse, y atravesar un sinfín de emociones en los últimos días hizo un repaso de su historia al volante. En un primer momento, detalló cómo fue la definición del campeonato y cómo impactó eso en su cuerpo: “Dolor, alivio, felicidad. Una mezcla rara de todo. Era mi última carrera. La corrí como tal y en las últimas vueltas ya estaba muy golpeado. Necesité lo que restaba de la recta para respirar, juntar fuerzas y buscar a quienes quería saludar y despedirme por esa gran carrera. Pensaba que con ese resultado alcanzaba para ser campeón pero no tenía 100% de seguridad. Cuando salí de la curva 3 y vi el sector donde estaba el Zaffaroni a los saltos, totalmente descontrolado y Lucas me marcó el 1 con el dedo, ahí explote. Empecé a entender que todo había terminado con lo que siempre busqué, sentí que cada moretón y hueso dañado de mi cuerpo valieron la pena. No se trataba solo de cumplir un objetivo deportivo. Se trata de poder compartir esa felicidad con quienes queres, y eso me devolvió la fuerza”.

En referencia a ello, fue desafiado a definir en una sola palabra toda su trayectoria, y cada uno de los momentos que vivió a través de estos 29 años, y no titubeo: “Amor”.

Al ser consultado sobre las enseñanzas que le dejaron estos años, expresó: “Poder conocer los límites, entender estrategias y diferenciar lo que es una competencia de lo que es fuera de ella. Un rival puede ser un amigo y le voy a querer ganar. Voy a hacer todo lo que pueda para ello, sin cruzar ciertos límites y siempre con respeto”.

“Nacho” Vivían debió enfrentarse a uno de sus mayores desafíos en el cierre de su carrera, que era correr frente a pilotos de 15 años, pero él no dudo en hacerle frente a ello, y detalló cómo los sacrificios que debió atravesar para estar a la altura: “Fue durísimo. Ellos pasan mucho tiempo arriba del karting y los pone muy finos en todo sentido. Si giro mucho me rompo más y no es bueno. Así que hubo que entrenar sin márgenes de error. Hacer dietas ridículamente estrictas y espantosas (aparentemente ninguna dieta recomienda las pizzas) y concentrarnos en los puntos fuertes. También en resolver sin perder tiempo, en ser inteligente con la puesta a punto y la gestión de elementos”.

No obstante, este reto tuvo un inicio, y Vivían contó cómo se originó su última temporada al mando de un karting: “Hace unos años actualizaron la edad de la Proam y la bajaron a 26 años, por lo que el último tiempo ya era de los ‘viejitos’ de mi categoría. Eso me hizo pensar que quizás con un reglamento más parecido al de la Proam podía acercarme a los Seniors. A principio de año cambiaron los 175cc x los MY10 y Lucas Zaffaroni vino con la propuesta, lo hizo con tanta confianza y entusiasmo que yo me convencí que lo íbamos a conseguir. Armamos un plan de trabajo y carreras junto a Fabian y Alexander Martinelli y fuimos”.

Este amor por la disciplina, y su necesidad de superarse constantemente hasta el último día, se gestó junto a su padre en un autódromo en su infancia, y desde allí no pudo bajarse nunca más de un karting: “Mi papá nos llevó al velódromo donde a upa de Eduardo Viglietti di mis primeras vueltas. Quedamos locos. Terminamos haciendo la escuela de Kart-Time en Zárate y al poco tiempo compré un karting para compartir con Franco, yo con 9 años y él con 6. La idea era hacer 1 carrera cada uno, pero salí 2do en mi debut y tuvo que conseguir uno para Franco para que corrieramos los 2”.

Desde aquella vez, nunca se bajó de un karting, ni tampoco le interesó para incursionar en otras categorías del automovilismo. Sobre ello, dijo: “Nunca me sentí muy atraído por ello ni tampoco tuve propuestas, ni buenas ni malas. Por el karting me ocupe de conseguir esas propuestas. Del automovilismo nunca llamé a nadie ni nadie me golpeó la puerta jamás. Tampoco me ocupe de dar el domicilio para que alguien la golpee”.

El, y su hermano Franco, son casos atípicos en el deporte motor, ya que ambos fueron y son protagonistas en las distintas categorías y disciplinas en las que corrieron, e Ignacio destacó cuánto influyó el uno en el otro: “Es lo mejor que me pasó. Tuvimos la suerte de ser totalmente distintos. De Franco aprendo muchísimo a correr carreras, el de mi aprendió matemáticas para la facultad. Fue un ‘win-win”’. Además, destacó que les quedó pendiente y que ahora intentarán cumplir: "Me acuerdo de las charlas de siempre con él, contándome sus estrategias previo a las largadas. Siempre me sorprendió que su libro tenía páginas que en el mío no vinieron. Aprendi muchisimo de el. Siempre fui el más rápido, pero a la hora de correr, siempre aparecía. Si me preguntas qué quiero hacer en este momento, es ir a un kartódromo con él. Nos sacamos los ojos con el cronómetro, pero no nos escondemos nada”.

Por último, y ante la pregunta de cómo le gustaría ser recordado, puso al karting por encima de su nombre: “No pienso mucho en ello. Tampoco creo que quede algún recuerdo. Veo jefes de equipo que fueron ídolos del karting en mi época, y los más chiquitos no saben que ellos pelearon contra pilotos como Button. Está bien que así sea. El Karting se reescribe y se mejora año a año. Los mejores están siempre por venir”.