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Duelo de Rombos

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La primera fecha del Súper TC 2000 alcanzó para pintarnos un anticipo de la temporada que viviremos. Si bien es prematuro para aventurar algunas conclusiones, el paso por Trelew nos dejó algunas certezas. Renault está ante su gran año, con todos los cañones apuntados a lograr el título que no consigue hace 23 temporadas, pero con una disputa interna que deberán saber manejar para no desperdiciar una nueva chance.

Peugeot supo potenciarse con un clima tenso dentro del equipo entre sus dos figuras, Néstor Girolami y Agustín Canapino, para llevarse los dos últimos campeonatos. Sin embargo, Juan María Traverso advirtió hace pocos días atrás, durante el lanzamiento de la temporada de la categoría, que “también pudo haber salido mal”. En más de una ocasión, se quedaron con las manos vacías por el duelo interno, como en la carrera nocturna del callejero de Santa Fe del año pasado, donde la porfía entre ambos pilotos le dejó en bandeja la victoria a Facundo Ardusso con su Fiat. O en Rafaela, donde tras un toque entre ambos a metros de la bandera a cuadros fue aprovechado en pista por Mariano Werner, quien más tarde fue excluido por técnica para aliviar un poco aquel papelón de Peugeot.

Renault Sport deberá estudiar atentamente cómo manejar la situación. No les hace falta nada para cumplir con la pesada obsesión. Dos equipos fuertes, pilotos experimentados y top, un batallón de mecánicos e ingenieros, uno de los mejores presupuestos de la categoría (sino el mejor), y toda la logística de la marca puesta al servicio de un objetivo. El respaldo de la automotriz también se traduce en presión y eso lo siente hasta el último integrante del proyecto. Ya no hay lugar para las excusas.

Pero la cuestión pasa por la rivalidad interna. Renault Sport es el equipo oficial con más vehículos en pista. Tiene seis autos, divididos en dos equipos: el Ambrogio Racing y el Sportteam. Entre ambas alas hay poco diálogo y comunicación, a pesar del esfuerzo de Renault para acercar ambas partes. La transferencia de información entre los ingenieros de ambas estructuras es prácticamente nula. Y el auto vecino es el principal rival, algo parecido al sentimiento de algunos de sus pilotos.

Aunque nunca sea reconocido públicamente, Emiliano Spataro pidió en Renault que lo dejaran emigrar al Sportteam para este año, porque sentía ciertos privilegios para con su compañero Leonel Pernía cuando compartían el Ambrogio Racing. Y la victoria de ayer en Trelew tiene la descarga y el peso de esta historia detrás, en la primera carrera de su reencuentro con el Sportteam, equipo con el que les peleó de igual a igual a los equipos oficiales a mediados de la década pasada.

Todos los recursos que hoy tiene a disposición Renault Sport para conseguir el ansiado título deberán ser bien administrados. El vía libre puede ser un boomerang. Leonel Pernía, Ardusso, Spataro y Christian Ledesma deberán ganarse la condición de piloto número 1, que hoy no tiene dueño. Si ninguno se dispara en el campeonato y establece una diferencia con respecto a sus compañeros, aumentará la complejidad.

Administrar riqueza no es sencillo. Hay equipos que centralizan las expectativas en un solo piloto. Y eso puede resultar más práctico y hasta efectivo. Saber focalizar el objetivo será la misión principal de Renault. Porque si bien las rivalidades internas fortalecen -y los antecedentes más recientes lo avalan-, a veces puede salir mal, como lo dijo el propio Traverso. Justamente el último campeón con el Rombo, y alguien que conocía bien lo que significaba trabajar con una gran logística detrás en función de sus conquistas. 

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