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Top Race: ¿Cuál fue la clave de la victoria de Rossi en Paraná?

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Opinión

Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta

El TC festejó los 80 años de vida con una carrera electrizante. La fiesta en el Galvez fue completa y los 1000 kilómetros quedarán en la historia.
Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta
Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta

Para quienes ya tenemos algunas canas, lo vivido ayer en el autódromo de Buenos Aires  nos hizo acordar a las viejas épocas del TC en  Buenos Aires. A partir de las 6 de la maña las tribunas del escenario porteño comenzaron a colmarse y desde distintos puntos del país fue llegando gente para ver la carrera más larga que iba a realizar la categoría más popular que tiene la Argentina. Nadie se la quería perder y más de 55.000 espectadores le dieron el marco ideal.  El Gálvez volvió a cubrirse y eso es excelente para nuestro deporte porque quiere decir que la gente del automovilismo sigue estando.

Para los pilotos no fue una competencia más. Había nerviosismo, la adrenalina había aumentado y la ansiedad se notaba. Estaban diferentes, distintos y no era para menos.  “Estoy más nervioso que el día que definí el campeonato”, sentenció un Emanuel Moriatis que caminaba alrededor del auto faltando una hora para que se larga dicho compromiso.

Al final hubo lágrimas. Los ojos vidriosos de los mecánicos, de los pilotos y de los equipos,  reflejaban lo duro que había sido el compromiso. La meta era llegar y muchos hicieron lo imposible para lograrlo. Un caso fue el de Gabriel Ponce de León que rompió el motor en la vuelta 14 y decidió cambiarlo para seguir en carrera. El esfuerzo valió la pena y 60 giros después, el piloto de Junín continuó en competencia y pudo ver la bandera a cuadros. Como ellos, otro ejemplo fue el de los mecánicos del equipo del Gurí Martínez. En un momento trabajaban en los tres autos al mismo tiempo.

Si hablamos de esfuerzo tenemos que detenernos en lo que hicieron dos personas: Juan Martín Trucco y  Mariano Werner. El piloto de Dodge manejó más de cuatro horas y el de Ford un poquito más de tres. Ambos merecían que el resultado sea el mejor, pero lamentablemente los fierros no saben lo que es el sacrificio. Cabe recordar que Werner había largado último y en la vuelta 55 estaba liderando. Ambos demostraron estar muy bien físicamente pero por sobre todas las cosas demostraron la pasión por ir en busca de la gloria.

Que hablar de Juan Manuel Silva y Guillermo Ortelli.  Los dos comenzaron  muy temprano con el pie izquierdo pero con su experiencia lograron ubicarse en el primer y segundo escalón del podio. Al Pato lo tocaron en la segunda vuelta y a Guillermo le entró en trompo su invitado a pocos metros de cambiar de pilotos y luego debieron ingresar para enchufar la radio, lo que les hizo perder dos vueltas. Después de cinco horas y media de carrera, el Ford y Chevrolet llegaron a la definición entrando en la misma foto.

Un párrafo aparte merecen los invitados. Algunos se destacaron muy bien y estuvieron a la altura de la circunstancia, pero muchos hicieron notar la falta de experiencia con este tipo de autos y los superó la presión. El TC no es para todos y se expusieron demasiados. Si en la categoría te va mal de entrada es muy difícil poder revertirlo. La aceptación a correr para aquellos que todavía no están aptos fue un error  por parte de la ACTC.

En cuanto a la carrera fue llamativa. Nadie imaginaba algo tan largo y entretenido a la vez, pero en las 178 vueltas fueron pasando cosas que tenían concentrada a la multitud. Los ingresos de auto de seguridad, fueron 9, le ponían condimento para no entrar en distracción.

Otro tema fue el de los motores. Si bien se rompieron algunos, pasaron una prueba fundamental y aprobaron el examen. La mayoría de los inconvenientes  se vieron en la de transmisión de los vehículos. También hay que remarcar lo de la goma que aguantó muy bien. Por ejemplo Esteban Gini no cambió neumáticos.

El 6 de agosto del 2017 quedará grabado en la memoria de muchos  y fundamentalmente en la de la Asociación Corredores Turismo Carretera. Una vez más se la jugaron con algo muy difícil de hacer y lo lograron. La organización fue perfecta y todo salió como estaba previsto. Solo faltó la “Tana” Rafaela Carrá para que cante fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta.

Leer más: Silva y Catalan la dupla del éxito 

 

 

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