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Hace 60 años Fangio le dijo No a Indianápolis
Para esa edición de las 500 Millas de Indianápolis eran 56 coches los inscriptos, de los cuales 13 eran debutantes. Entre ellos estaba Juan Manuel Fangio. Los “rookies” o debutantes deberían cumplir una serie de pruebas a distintas velocidades, bajo la atenta mirada de los directivos y pilotos. Esa prueba Fangio la superó holgadamente. Pero lo más interesante de ese capítulo de la historia que ha quedado registrado en Indianápolis, vale la pena leerlo tal cual fue expresado en su momento por el quíntuple campeón del Mundo.
“...En mi carrera deportiva, Indianápolis, las 24 Horas de Le Mans y las Mille Miglia, son algunas de las competencias que nunca pude ganar. En Le Mans 55 marchaba en el primer lugar cuando sucedió el tremendo accidente de Pierre Levegh, donde me salvé por milagro. En las Mil Millas, pude haber ganado y por distintas circunstancias fui dos veces segundo.
Cuando probé en la pista de tierra de Trenton, me adapté bien a pesar que no estar cómodo en la butaca. Y eso me hizo decidir a intentar correr en Indianápolis. Ya allí, me di cuenta que los autos que me ofrecieron no constituían una seguridad para pelear la punta en una pista que no era fácil. Había que adaptarse. Los chasis son muy distintos a los que acostumbraba a correr. En fin, hacía falta un par de meses para entrenarse bien y adaptarse a ese estilo tan diferente al clásico de Europa. Hubo distintas tratativas y finalmente probé el Dayton Steel Foundry, equipado con un motor Ofenhauser 4 cilindros. Cuando vi el auto y cómo trabajaban los mecánicos, no me gustó para nada. No obstante pasé las pruebas de suficiencia y me retiraron las tres tiras de principiante, pero era evidente que el auto no era muy veloz y nada importante podía aspirar con él. Cuando quise andar rápido, el motor no llegaba a las 6000 RPM. Después aparecieron pequeños problemas: dirección, magneto, suspensión y otros más que me desalentaron.
Hasta un trompo hice, al querer pasar a otro auto saliéndome de la parte limpia de la pista. Y esto ocurrió porque el chasis reaccionó muy bruscamente.
Al ver que no podía llegar a girar a 145 millas/h o sea a los 232 Km/h, desistí de correr.
Cuando ya estaba por viajar, la gente de ‘Novi’, un auto con motor V8 muy potente, con compresor mecánico, quiso que lo corriera ofreciéndome un buen derecho de partida.
Lo probé algunas vueltas, pero ni siquiera pude alcanzar la velocidad del Steel Foundry. Y ahí terminó la historia de Indianápolis.
Allí me trataron muy bien y algunos pilotos me aconsejaron y ayudaron, quedé muy agradecido por eso...” dijo Fangio
Fuente: Museo Juan Manuel Fangio //Mauricio Parra