Opinión
No debe cambiar
Soy un enamorado de las maniobras ajustadas, de la intensidad en la búsqueda de la superación de otro auto.
He vivido y he transmitido muchas carreras en las que los protagonistas, se superaban en varias oportunidades y siempre disfruté y apoyé la posibilidad, no solamente técnica, sino también organizativa, para que se lograra esta situación.
Hago esta introducción con el fin de que se interprete cual es mi sentir, sobre qué es lo que hay que buscar, para que cada carrera tenga los momentos de tensión, que el público necesita para no perderse ni un segundo de un espectáculo que necesariamente debe ser eso: “espectáculo”.
La segunda serie del Súper TC2000 en Oberá, tuvo en la muy atractiva persecución de Agustín Canapino a un Matías Rossi que sabemos que se conoce todo el repertorio de cómo hacer, con un auto inferior, para no ser superado.
Agustín hizo hasta lo imposible para pasar al frente y si bien no pudo, a pesar de algunos pequeños toques totalmente lógicos, ofreció lo que todos esperamos de él, y que siempre fue su característico manejo.
No veo bien que se lo aperciba por eso, porque sino conseguiremos que, como él bien lo dijo, la carrera finalice en el orden que comenzó, y eso significa la desaparición de los momentos más atractivos de una carrera.
En la final, Agustín supera con roce pero -a mi entender- perfectamente a LLaver y cuando lo empareja a Urcera, la maniobra es muy ajustada pero correcta y luego al quedar los autos tan apretados, las direcciones no giran, por lo que deben seguir de largo e irse fuera de pista.
Esta situación es la que para mí, por más que no haya querido tirarlo afuera a Urcera, merece la sanción de colocarlo detrás del perjudicado.
Agustín, seguí manejando como sabes hacerlo, porque a los que nos apasiona el automovilismo, queremos ver muchas maniobras ajustadas de superación, aunque alguna vez, vayas a visitar el pasto o la tierra o te encuentres con la chapa de algún colega.