Opinión
Una fiesta manchada
La imagen del auto de Mariano Werner saliendo de boxes rumbo a la grilla de largada, rodeado de gente y con algunos lanzando papeles sobre la trompa del Mustang para arruinarle el domingo, es algo que no olvidaremos por mucho tiempo en el TC.
Una definición de Campeonato en una categoría como el Turismo Carretera siempre está llena de momentos únicos, donde se mezcla la pasión del público con la tensión en los boxes, donde mientras algunos disfrutan con el asado y los amigos, otros casi no duermen pensando en lo que sucederá al día siguiente. Cuando este conjunto de sensaciones y experiencias van por el carril deseado, todo está bien, pero cuando se asumen riesgos innecesarios y se juega con el azar, con la falta de control y con la estúpida justificación de que “el TC es así“, es allí donde vienen los problemas.
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Hay una lamentable costumbre que se repite no solo en el Turismo Carretera sino en varias categorías de la ACTC: permitirle a un grupo de hinchas acercarse a los autos en los momentos previos al inicio de la competencia y en ocasiones hasta en la propia grilla de partida.
A aquellos a los que les gusta copiar a la Fórmula 1 en algunos de sus procedimientos, consideren que la máxima tiene grillas nutridas pero de personalidades destacadas, invitados especiales. Digamos que allí pueden ver a Michael Douglas o a Brad Pitt y no a un grupo de hooligans desenfrenados.
Mariano Werner sufrió las consecuencias de una costumbre absurda. Saliendo a pista para disputar la final de TC como candidato al título y mientras transitaba por una calle delimitada por la gente a ambos lados de los autos, recibió una importante cantidad de papeles dirigidos premeditadamente hacia el conducto que toma el aire para el carburador. Personas fácilmente identificables se ocuparon de esto sabiendo que esa obstrucción podía generar problemas de performance en el motor. Tal es así que Werner notó enseguida una falla con su consecuente falta de potencia obligándolo a ir a su box antes de iniciar la carrera. Debía largar en el cuarto puesto y finalmente lo hizo desde los boxes, en el último lugar. Nadie sabe que hubiera sucedido si largaba desde la posición original, si de todas maneras el campeonato lo hubiera ganado Julián Santero, que es un gran piloto y lo tiene absolutamente merecido, por que los torneos se corren durante todo el año y no solo en un fin de semana. Pero ha quedado una sensación extraña en el ambiente que afecta hasta al propio Santero, que hubiese preferido luchar en igualdad de condiciones para lograr el objetivo. Werner largó de boxes y solo pudo escalar hasta el puesto 22.
La ACTC deberá considerar seriamente cómo organizar el procedimiento previo al inicio de sus carreras. Debieron hacerlo hace mucho tiempo pero ésta ha sido la gota que rebalsó el vaso. Deberán entender, los dirigentes y el público, que hay un momento en el que los autos deben tener el camino despejado y ese momento es desde que salen de boxes hacia la pista y hasta que finalice la carrera y todos se encuentren en boxes. El público tiene sectores delimitados para estar protegido y disfrutar del espectáculo y nada tiene que hacer rodeando a los autos de carrera en la calle de boxes o en tramos del circuito. Así como tampoco debería permitirse que la calle de boxes esté repleta de gente durante la carrera, generando un riesgo que algún día lamentarán.
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Mariano Werner ya cuenta con tres campeonatos de TC. Su relación con la categoría y su personalidad lo han llevado a no polemizar con la ACTC y solo apuntó contra aquellos que llevaron a cabo el repudiable acto. Lo que esta claro es que si el publico hubiera estado donde debía estar, notas como esta hablarían solo de la definición de un nuevo campeonato y no del descontrol en nombre del “folclore del TC“.
El ambiente sano del automovilismo, al que pertenecemos la mayoría de los que seguimos este deporte, espera que la ACTC tome medidas y que situaciones como las que se vivieron en el Autódromo de La Plata, un autódromo que está lejos de merecer una definición de un Campeonato de esta talla, jamás vuelvan a suceder. La Comisión Directiva tiene ahora en sus manos la posibilidad de tomar medidas y comunicarlas. Identificar a estas personas y prohibirles el ingreso a todos los autódromos del país de por vida, terminar con la aglomeración de gente previo a una carrera, liberar los boxes mientras haya competencia y dejar de justificar todo en nombre de la tradición. De todas estas cosas debemos aprender, aunque para Werner ya sea tarde.
