Opinión
Atrapados en las redes sociales
En nuestros días muchas cosas transcurren en las redes sociales, o por lo menos es lo que parece. Todo lo que le ocurre en la vida de los seres humanos está en exposición en Facebook, Twitter, Instagram, Periscope...
Hoy, las rupturas o los acuerdos se realizan por whatsapp.
Las expresiones y los comentarios se reducen a alguna carita, gesto, emoticones, o por alguna foto sacada instantáneamente vía celular. Hoy es mucho más fácil y sin inhibición contestar o criticar a alguien, total al otro no lo tenemos cara a cara.
Por estos días y por las benditas redes sociales todos somos relatores, periodistas y, también, pilotos. Ya no hay que esperar a que sean las 8 de la mañana para encender la radio y saber cómo está el tiempo en el circuito, o cual es el ánimo de los pilotos antes de la carrera. Ya no hace falta esperar a que comience la televisión para analizar una maniobra.
Toda nuestra vida está resumida en la pantalla de un aparato que, de teléfono, ya tiene muy poco. Nuestros recuerdos en papel, nuestros ídolos, nuestros diálogos periodísticos con la astucia y la experiencia de haber recorrido muchos años por los autódromos se esfumaron con esta tecnología apabullante.
Las emociones y las sorpresas, se fueron perdiendo por la inmediatez de las redes. Ya no se espera con esa ansiedad y ese gustito especial a que llegue el momento para ver las fotos. Todo se ve y se sabe en el mismo momento que ocurre.
No tengo dudas de que hoy las redes sociales, con buen uso, son una gran ayuda para nuestro trabajo. Bien utilizado y a modo informativo para ir calentando el ambiente no está mal.
Esta bueno el uso, pero no el abuso. Los grupos de whatsapp empiezan siendo divertidos y hasta diría útiles. Pero es por un tiempo, porque después se tornan tediosos cuando los llenamos de fotos e imágenes de absolutamente todo lo que hacemos y sentimos.
Hoy la gente cada vez habla menos, no hay conversación. Es muy común ver a una pareja en un restaurante frente a frente y sólo miran el celular. O lo peor dos hermanitos que en vez de hablarse se comunican por whatsapp estando uno al lado del otro.
En la actualidad esta tecnología nos ha superado y en cierta forma juega en contra de los ratings que por estos tiempos, al margen de la absurda división que se provocó con el Automovilismo Para Todos, han bajado considerablemente con respecto a un lustro atrás.
Hoy hay que cuidarse de todo y de todos. Siempre hay un lanzado que se escuda detrás de un aparato misterioso armado con una cámara y dispuesto a lo que sea. Cualquiera es capaz de robar una imagen o de cuestionar a los periodistas o insultar gratuitamente.
Hoy las redes han atrapado también al automovilismo y ojalá que con el tiempo los apasionados de los fierros vuelvan a sentir esa adrenalina genuina y especial que generaban las transmisiones históricas radiales, o las muy buenas imágenes de televisión, los comentarios y las fotos de quienes se especializaron para ello.
Es más fácil meterse en la cuenta del piloto para saber qué va a hacer que llamarlo para hacerle una pregunta. Por estos días pilotos se enteraron que los bajaban de la escudería por alguien que lo publicó en las redes sociales o lo que es peor, le avisan por un mensaje de texto que ya no cuentan con sus servicios.
Las redes sociales invaden nuestra privacidad y espero, de corazón, que el automovilismo se acomode y aguante los embates de una tecnología que no sólo lo ha complicado en la pista con autos perfectos, sino también con lo inmediato, quitándole esa sorpresa que lo hacía mágico y especial