Mencionar el apellido Cingolani en nuestro automovilismo es inmediatamente pensar en nobleza y bondad.
Particularmente me recuerda a Don "Cacho" Cingolani con su 3cv recorriendo el autódromo de 9 de julio en alguna carrera de automovilismo nacional y acompañando a su hijo Daniel que comenzaba a dar sus primeros pasos importantes en el automovilismo.
Me recuerda también a Daniel, piloto fino, preciso, rápido y contundente cuando el auto le respondía.
Y por estos días Cingolani vuelve a ser protagonista en el joven TC2000 de la mano de Tomás.
El pibe de 9 de Julio, hijo del Campeón 2000 de TC2000, logró una victoria contundente en la tercera final del año en el autódromo entrerriano de Concepción del Uruguay.
Tommy no dejó nada librado al azar. Comenzó el sábado logrando la primera pole en la categoría. Realizó una espectacular remontada desde el 12º lugar en la grilla del Sprint para alcanzar el podio y manejó como su papá en la final del domingo.Sin fisuras y marcando además el record de vuelta.
La alegría es mayor aún porque ganó con su propio auto preparado en el taller de su familia en su querida ciudad.
Pero lo más importante es que Tomás es uno de los chicos más queridos del ambiente. Su bajo perfil, su respeto hacia los rivales, su buena predisposición y educación, lo han convertido en uno de los pilotos más respetados.
Todas estas condiciones también las tenía su padre es su etapa de piloto y las sigue demostrando acompañando a su hijo. Daniel fue uno de los más transparentes deportistas que me ha tocado relatar en un automovilismo, como en la mayoría de las competencias, todos quieren ganar y la mayoría de las veces sobresalir a costa de cualquier precio, bueno Daniel siempre se comportaba como un caballero.
Para tranquilidad de la familia Cingolani, Tomy sigue sus pasos a los que ya comienza a acompañar con buenos resultados.
Aquel chiquilín que movía el volante de algunos autos del zonal parado en la butaca, hoy festeja su victoria más importante.