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Un volante peligroso
Todos ya conocen la historia de uno de los personajes más sorprendentes e irracionales del mundo.
Pablo Emilio Escobar Gaviria, uno de los narcotráficantes más famosos del planeta, al cual se le acreditan miles de crimenes en su país natal Colombia, tenía varios hobbies.
Al "Patrón" o "Patrón del mal" como se lo conocía no solo le gustaba la flora y la fauna, también lo atrapaban los autos, en especial de carrera.
En 1979, el hombre en cuestión, se decidió calzar el casco e incursinó en el automovilismo de su país, y la verdad, dinero no le faltaba y si hubiera querido lo habría hecho hasta en Fórmula 1 seguramente.
Cuenta la historia que los primos Escobar-Gaviria participaron en una carrera válida de la "Copa Renault/79” en el autódromo de Toncacipá en Bogotá.
El Renault 4 número 70 a nombre de “P. Escobar” patrocinado por una marca de bicicletas y número 71 a nombre de “G. Gaviria”.
En todos los periódicos se anunciaba en grandes avisos la copa Renault, en el autódromo internacional, con el lema de “Emoción, velocidad, gente IN”.
De manera increible, para la mitad del año Pablo Escobar Gaviria había trepado al 2º lugar en el campeonato, sorprendiendo a propios y extraños, y hasta inclusive aventajando a pilotos con mayor esperiencia.
Escobar se posicionaba detrás de Álvaro Mejía que era un consagrado.
El periódico local, por ejemplo, decía: “Entre los novatos se destacan Lucio Bernal, de Bogotá; Pablo Escobar, Gustavo Gaviria y Juan Yepes, todos de la capital antioqueña”.
Algunas versiones mal intencionadas mencionaron luego que Pablo Escobar tuvo éxito en la copa Renault porque tenía un inventario ilimitado de repuestos, fruto de sus incursiones pasadas como reducidor de autos; según su hermana Alba, fueron varios R 4 viejos reclutados entre los de la familia y recompensados luego con flamantes autos 0k; pero lo cierto es que el automovilismo era más bien el subproducto de su poder económico.
También se comentó que participó en competencias de autos Sport, con autos de gran porte.
Algunos seguramente opinaron que Escobar andaba un balazo.
Quién se animaba a tocarlo? y menos a sancionarlo...
