La Otra Mirada
VIDEO: Turismo Carretera, récord de una pasión
En La Otra Mirada, el aniversario del Turismo Carretera, con el récord mundial de una pasión que nació el 5 de agosto de 1937. Mirá el video.
Es la historia de la pasión nacional. La tradición se alimentó por un lugar de privilegio que tenía la Argentina de comienzos de Siglo XX. Su lugar preponderante en el mundo se cristalizaba con la llegada de las fábricas y representaciones de las automotrices, que elegían al país como primera escala en la expansión internacional.
Y el automóvil fue parte de la sociedad argentina desde temprano. Y ese uso trajo aparejada una pasión que se mantuvo en el tiempo: el automovilismo deportivo. Y allí se asomó el Turismo Carretera, como punta de lanza de un amor único por los fierros
El TC nació el 5 de agosto de 1937. Ese día, el presidente de la Nación, Agustín Pedro Justo, dio la señal de partida al primer auto de la largada, tripulado por Arturo Kruuse. “El Indio Rubio”. Esa carrera quedó en la historia. Y el vencedor de aquel Gran Premio Argentino, sobre casi 7000 kilómetros, fue Ángel Lo Valvo, de Arrecifes, lugar que entregó buena parte de la historia de la categoría. Ese año Eduardo Pedrazzini ganó las 1000 Millas y se llevó el título.
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A partir de allí, el TC fue parte del deporte nacional, cuando el automovilismo ganaba y perdía en la popularidad con el fútbol. Era el más federal de todas las disciplinas, recorriendo el país a fondo, dándole popularidad a pequeñas poblaciones por donde levantaba polvareda, o con la representación de los pilotos, verdaderos embajadores de aquellas localidades que con sumo orgullo se sentían partícipes a través de sus volantes.
En el libro del TC, Antonio Carrizo definió a la categoría como “verdaderos centauros que abrían caminos en lugares inhóspitos, a sólo medio siglo de la Conquista del Desierto".
Y así fue. El Turismo Carretera fue testigo de la evolución del automóvil. Sufrió la detención obligada por la II Guerra Mundial, por volvió con más fuerza a fines de los años 40, para gozar de la mayor popularidad.
Aparecieron las rivalidades de Ford y Chevrolet, de los Gálvez y Fangio, que se extendían a las escuelas, al campo, a las oficinas desde el apasionado seguimiento de los argentinos.
Las cupecitas fueron protagonistas de aquellos años dorados. Por lugares donde el TC fue pionero, previo a la traza de Validad Nacional. Y la ruta, hábitat natural de la categoría.
Los autos compactos, la revolución técnica, y los ídolos de siempre, acomodándose a los vientos de cambio, con autos que hasta tuvieron más personalidad que los propios competidores, cada uno con su bautismo popular, que quedaron por siempre en la memoria colectiva.
Los Emiliozzi, Cupeiro, Di Palma, Pairetti, Gradassi y tantos otros mantuvieron la llama encendida del TC. La rivalidad entre Mouras y Castellano sacaron chispas en los 80 y la irrupción del poderoso equipo violeta de Traverso en los 90 fue un quiebre en la instalación definitiva en los autódromos.
Las nuevas generaciones crecieron con la figura de Ortelli y del Gurí Martínez, como estandarte de la nueva rivalidad de las clásicas marcas.
En el marco de la producción del libro oficial por los 70 Años, el Turismo Carretea, la categoría recibió el certificado oficial del Libro Guinness de los Récords como el más antiguo campeonato de automovilismo deportivo en el mundo en actividad.
Hoy, con más de 8 décadas y media de velocidad, aparecen nuevas marcas, se mantienen las polémicas, y se alimenta la pasión que es récord en el mundo del vértigo. Tan argentino, ni más ni menos, que el Turismo Carretera.