Opinión
Y VOS, ¿DE QUÉ LADO ESTÁS?
El Súper TC2000 vivió toda clase de situaciones en Córdoba. La controvertida maniobra suscitada entre Fineschi y Pernía abrió el debate. No hay mejor forma de entender las diferentes posturas que poniéndose en sus respectivos lugares. En este caso, en el sitio de los pilotos, de las autoridades y, obviamente, del público.
Toda disciplina deportiva intenta mantener la incertidumbre del resultado hasta el último instante. Esa es la premisa para que el éxito de esa contienda deportiva se plasme. Un gol sobre la hora, el triple definitorio lanzado con la chicharra como sonido de fondo, el golpe de knock out que contradice las tarjetas del jurado, el sobrepaso en la última curva con la bandera de cuadros a metros del parabrisas…
A ese estado ideal del ámbito deportivo se asemejan las situaciones de expectativa hasta el mismísimo final. La incertidumbre por saber quién es el vencedor, aunque no se produzcan modificaciones. Ello vivió el Súper TC2000 en el Oscar Cabalén. Una atractiva lucha por la victoria entre dos pilotos que provocaron los aplausos de las casi 30.000 personas en el complejo cordobés. Damián Fineschi, que se defendió con uñas y dientes arriba del Peugeot, frente al poderío de un Renault implacable de Leonel Pernía.
Seguramente el público “neutral”, aquel que no tiene favoritismo por ninguna de las marcas y pilotos mencionados, se haya volcado en favor del conductor de Quilmes. Por ser más joven, por tener menos experiencia y porque en teoría no era el favorito frente a la enorme “candidatura” de su rival, al que todos lo ubicaban (incluidos sus rivales) como el seguro vencedor después de un sábado dominante.
Pero una maniobra cambió todo. En el peor de los escenarios: los escritorios. Así como toda disciplina deportiva pretende la mayor expectativa hasta el final, también aborrece la definición post-competencia. Y ello sucedió cuando las autoridades penalizaron a Fineschi por una maniobra por demás polémica.
¿Estuvo bien sancionado? El análisis frío de la maniobra amerita la correcta decisión de los representantes de la Comisión Deportiva Automovilística (CDA) del ACA. Fineschi defiende su posición en la primera variante de la “S” (con la cuerda en su poder), pero estira el frenaje para desacomodar a Pernía, que primero por afuera pero luego bien acomodado en la segunda, se quedaba con el remate final de la maniobra, aunque ello se abortó por el toque y el posterior despiste del Renault.
La polémica toma vida por los diversos criterios que toman los comisarios ante situaciones parecidas. Así como el fútbol tiene sus clásicas faltas que los árbitros no suelen cobrar en el área y resulta extraño cuando si lo determinan, aquí sucedió algo similar. Hay sobradas pruebas (desde el mismo y ya legendario golpe de Traverso a Silva en San Juan hace 15 años) para recordar que hay toques que son indultados.
La razón indica que el incidente obedece la sanción. Ahora el debate debe trasladarse a otro estado. ¿Es bueno para el espectáculo esta clase de penalizaciones? ¿El público no aguarda, acaso, la fricción y la “chapa” para sentirse atraído por la actividad? ¿Cuál es la delgada línea que separa lo correcto de lo ilegal?
Por ello la maniobra ocurrida en el trazado cordobés es tan rica como para alimentar la controversia. No hay mejor postura que ubicarse en el lugar del otro para entender las diferencias. Y si uno se pone en la butaca de Fineschi, se entiende la bronca por la quita de una victoria construida desde el sacrificio. Y si se ocupa el casco y el buzo de Pernía, queda el sabor amargo de retrasarse por un toque del que fue víctima tras protagonizar una férrea lucha por el triunfo. Y si se sienta en el sillón de la CDA y se pone en abogado del diablo, la sanción tiene su firme argumento. Y si finalmente se sienta en la tribuna o en el sillón frente a la TV en lugar del público, la dulce emoción de un gran espectáculo fue contrastado por el amargo cambio en los papeles. Las opiniones son personales y cada uno tiene su postura. Y vos, ¿de qué lado estás…?